martes, 23 de enero de 2018

Aldeaquemada, fusión de naturaleza, agua y patrimonio.

Saludos amigas y amigos.

Ahora que parece que la climatología empieza a volver a la normalidad (esperemos que siga así) y las lluvias van calmando la sed de nuestros campos y ríos, quiero invitaros a conocer uno de los lugares más bellos de nuestra provincia y que en demasiadas ocasiones pasa desapercibido para mucha gente que nos visita y para los propios jaeneros/as.

Hoy visitamos el municipio más al norte de Jaén y descubrimos Aldeaquemada.


Este lugar tiene un particular encanto para mí, puesto que fue el primero, el primer lugar que di a conocer en este mi blog hace ya casi 10 años.

Es un lugar donde reina la paz y habita una naturaleza, que aún guarda un punto salvaje y puro, que se desata sobre todo en sus ríos y cascadas.


Para llegar a Aldeaquemada, debemos dirigirnos hacia el Paso de Despeñaperros y coger un desvío, que abandona la moderna autovía y nos introduce en plena Sierra Morena y en el Parque Natural de Despeñaperros. La carretera sinuosa escala la sierra entre el bosque mediterráneo, hasta llegar a las inmediaciones de la Cueva de los Muñecos, cuando el paisaje comienza a cambiar, y el pinar se convierte en el señor del bosque.

Conforme avanzamos, el bosque se va humanizando y pequeñas zonas de cultivo van irrumpiendo, avisando de la cercana presencia del hombre. Y de repente, aparece el pueblo, acostado en una llanura.


Sus calles rectas y cuadriculadas nos hablan de su historia, al igual que su plaza, construida en la repoblación impulsada por Carlos III en la que se repobló toda esta zona, hace siglos desierta y en la que llegaron habitantes centro europeos para ocupar estas tierras salvajes.


La Plaza de la Constitución, es el centro neurálgico de esta pequeña población, donde se encuentran la mayoría de sus edificios ilustres, como la Iglesia, la Casa del Gobernador y el Pósito, y forman un espacio cerrado, que invita a la conversación y a disfrutar de la vida lenta y sosegada que aquí se respira.


Pero este pequeño pueblo ilustrado guarda muchas sorpresas y tesoros que aún están por descubrir a nuestros ojos.

Para hallarlos, debemos salir de estas hermosas calles y adentrarnos en sus campos, volviendo a la naturaleza, pero eso sí, no alejándonos demasiado de la misma, puesto que nuestro próximo objetivo está a tiro de piedra.


Siguiendo el curso del Río Guarrizas, vamos adentrándonos en el bosque, dejando atrás los olivares que rodean al pueblo, y vamos acercándonos a uno de los grandes monumentos naturales de Jaén. Ya, a muchos metros de distancia, nos va llegando un ruido que dependiendo de la época y de las lluvias puede ser atronador.



Un pequeño sendero, nos lleva hasta la impresionante Cascada de la Cimbarra.


El sendero que nos acerca a ella, se divide en dos, llevándonos por un lado hasta la llamada Plaza de Armas, donde podremos disfrutar de la visión de la Cascada desde las alturas, disfrutando de las vistas que ofrece el Guarrizas precipitándose por esta enorme falla, a los pies de la cual, el agua a lo largo de los siglos ha ido creando un tremendo foso natural cuya profundidad hoy sigue siendo un misterio.


La otra bifurcación, nos acerca a los pies de este gigante de agua, y conforme lo recorremos, encontraremos a nuestro paso, viejas construcciones hoy ya olvidadas, como los restos de un molino que hace siglos, alimentó su maquinaria con la fuerza del agua de esta cascada.



Horas podemos pasar ante esta maravilla de la naturaleza sin que nos demos cuenta y con pena, nos alejamos de ella, puesto que nuestro viaje aún no ha acabado.


Continuando el camino que nos ha traído hacia la Cimbarra, iremos descendiendo adentrándonos en un bosque adehesado.



Cruzando arroyuelos y pequeños torrentes que hacen nuestro camino difícil y lo convierten en toda una aventura, nos vamos acercando hasta la Cascada de la Cimbarrilla.


Escondida, en un recoveco del río, excavado durante milenios por el agua, esta Cascada escalonada forma un espacio mágico y único, donde el agua y la roca, son las grandes protagonistas de un espectáculo, que más de un purista diría que "es imposible que eso esté en Jaén".



Extasiados por tanta belleza, tocará volver sobre nuestros pasos y poner fin a esta aventura en el norte más al norte de Jaén, sabiendo eso sí, que muy pronto, sin poder evitarlo, tendremos que volver, puesto que son miles las sorpresas que aún nos guarda esta sierra y que apenas hoy, hemos desvelado.

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