martes, 29 de noviembre de 2016

Porcuna y Cerrillo Blanco, Una Potencia Arqueológica

En estas fechas que se aproximan, algunos privilegiados tendrán vacaciones, y digo algunos puesto que en nuestra provincia, todo está preparado para el inicio de la campaña de la aceituna que este año por las inclemencias del tiempo viene con retraso. Aún así, las vacaciones de navidad también son elegidas para hacer turismo por muchas personas y tanto a los que en estas fechas puedan escapar de la aceituna como a los que nos visitan desde fuera, hoy quiero invitaros de nuevo al Viaje al Tiempo de los Íberos.

Hoy hacemos parada en Porcuna, para descubrir el rico patrimonio arqueológico que esconde esta Villa calatrava y de frontera.

La primera parada obligada es sin duda su Torre de Boadil, donde según la leyenda estuvo preso el último rey de Granada, Boadil el Chico, que fue capturado en la Batalla de Lucena. Esta torre octogonal, que formó parte del antiguo recinto fortificado de Porcuna, hoy se encuentra convertida en Museo Arqueológico Municipal, donde uno puede sumergirse mínimamente en la historia de Porcuna, al tiempo que puede disfrutar de las increíbles vistas de la localidad que ofrece esta atalaya medieval.


Y digo mínimamente porque el importante patrimonio arqueológico de esta población se encuentra disperso, a lo largo de todo el conjunto urbano, de su término municipal e incluso expuesto en el Museo Arqueológico Provincial y por tanto, disfrutar de tanta historia acumulada merece al menos, una jornada completa.



Como decía al inicio, la Torre de Boadil es una visita obligada, no solo para introducirnos en la historia de Porcuna, sino también para poder acceder al Conjunto Arqueológico de Cerrillo Blanco. La visita a dicho yacimiento se realiza como complemento a la visita al Museo Local que una vez cierra sus puertas, ofrece una visita guiada al complejo histórico.


Una combinación que ni ayuda, ni anima en absoluto a visitar Cerrillo Blanco. El hecho de que dicho yacimiento arqueológico se encuentre a dos kilómetros del núcleo urbano y que tanto este como el centro de interpretación que recibe a los visitantes se encuentren cerrados y las personas que llegan a él, (animadas por la señalización en la carretera) se topen con que tienen que dar media vuelta, acercarse al Museo Local y esperar hasta la una de la tarde, cuando se ofrecen las visitas, echa a mucha gente atrás y lo digo con total conocimiento, puesto que en las dos ocasiones en que he visitado Cerrillo Blanco desde fuera, siempre me he encontrado con visitantes casi siempre extranjeros, que no entienden tal despropósito. Quede esta crítica, como una crítica constructiva para que algún día Cerrillo Blanco pueda visitarse de un modo más abierto y sobre todo, más práctico.

 

Yo por mi parte, os dejo algunas imágenes realizadas por mí desde los exteriores del yacimiento y os adjunto otras actuales, cedidas por un amigo al que agradezco su ofrecimiento por cedérmelas.


El Yacimiento Arqueológico de Cerrillo Blanco fue descubierto en 1975 y constituye uno de los lugares más importantes de la cultura íbera del mundo. Aquí fueron halladas entre 40 y 60 esculturas que forman uno de los más ricos conjuntos escultóricos íberos. 


Dichas esculturas encontradas de modo fortuito entre los olivares, fueron rápidamente adquiridas por el Museo Arqueológico de Jaén y toda la zona fue comprada por dicha institución, donde se realizaron excavaciones arqueológicas en las que fueron descubiertas varias zanjas tapadas por losas de donde surgieron más de 1200 fragmentos que una vez estudiados, limpiados y consolidados se reconstruyeron, causando toda una revolución, ya que hasta entonces se creía que la cultura íbera no tenía la capacidad tecnológica para realizar este tipo de manufacturas, propias de grandes artistas con una técnica muy sofisticada.


Dicho conjunto escultórico se encuentra actualmente en Jaén Capital, en el Museo Provincial, al que seguidamente acudiremos.



En la actualidad, en Cerrillo Blanco podemos encontrar un túmulo funerario, donde se hallaron 24 tumbas individuales y una cámara con una tumba con dos enterramientos. Este tipo de enterramientos muestra que las tumbas individuales estaban respetuosamente separadas de la tumba donde fue enterrada una pareja de un rango superior, como así atestigua el pequeño ajuar encontrado en la zona, donde aparecieron varios broches, hebillas, etc.



Dicho túmulo funerario está datado en el siglo VII a.C y fue reutilizado en el siglo V a.C para enterrar el conjunto escultórico que representaba la historia de un linaje que posiblemente estuvo relacionado con la pareja enterrada. 


Es posible que el conjunto escultórico fuera construido en el mismo lugar de enterramiento, por orden de un príncipe gobernante de Ipolca (la actual Porcuna) en memoria de su linaje y en recuerdo a sus antepasados. La posterior destrucción con saña de todas las esculturas, que fue particularmente dañina con las cabezas de todas las figuras, nos habla quizás de una caída en desgracia del príncipe o de un derrocamiento violento.


Las esculturas, que como digo se encuentran expuestas en el Museo Arqueológico Provincial, se cree que pudieron formar parte de un monumento mayor, con forma de torre, donde estaría representada la vida y las edades del príncipe ordenante, a modo de cosmos heroico.


En el primer peldaño, aparecerían escenas de lucha entre niños o de niños acompañados de animales representando la niñez.



En un segundo peldaño, estarían las escenas de lucha entre adultos, como la magnífica escena del príncipe a caballo con el enemigo caído al que clava la espada.



Y un tercer peldaño con escenas de lucha entre humanos y seres mágicos, como grifos o esfinges.

 

En la cima, estarían las esculturas en posición solemne que serían los antepasados acompañados por figuras de animales, y en los extremos del monumento, animales reales y fantásticos como esfinges protectoras, lobos y corderos, leones, grifos, sirenas y águilas, posicionados todos de modo que estuvieran preparados para acompañar a los difuntos al inframundo.



Las rocas en las que se realizaron las esculturas fueron trasladadas desde un lugar indeterminado aún a día de hoy, puesto que no coinciden ni con el tipo de roca que existe en Porcuna, ni tampoco con las canteras de la cercana Santiago de Calatrava, desde donde se creía que habían sido transportadas, lo que representa toda una ingente labor de ingeniería; el hecho de acarrear grandes cantidades de enormes bloques de piedra a grandes distancias, que incluiría el conocimiento de caminos y veredas favorables para el transporte, la participación de un importante número de animales de tiro y de vehículos y también, la existencia de un importante número de artistas que trabajasen de modo simultáneo en las esculturas.



Constituyen por tanto, uno de los tesoros de la cultura íbera más importante, interesante y rico de toda España y este lugar, probablemente aún tiene algunos misterios por desvelar, pues años después, surgieron gran cantidad de exvotos en el lugar.



Pero nuestro viaje por la historia de Porcuna, no ha hecho más que empezar. A poco más de un kilómetro de Cerrillo Blanco, siguiendo la carretera que nos lleva hacia Córdoba y a la sombra del puente moderno que salva el cauce del Arroyo Salado, podemos encontrar un Puente Romano, eso sí, en unas condiciones de conservación mínimas, que en estos momentos aún conserva las pilastras que sujetaban la estructura y que, a pesar de los siglos, aún sigue resistiendo el envite de riadas e inundaciones.


La visita a dicho puente es más interesante si cabe, si se conoce la existencia de varios vestigios de la Guerra civil española que surgen muy cerca del mismo, en forma de búnkers, casamatas, nidos de ametralladoras y posiciones antiaéreas. Estos enclaves se encuentran igualmente en un estado de conservación pésimo, pero aún así, nos cuentan una curiosa historia de aquellos años convulsos en los que España se enfrentó a sí misma. No voy a detenerme especialmente en esta entrada sobre estos vestigios, puesto que tengo reservada una entrada aparte para los mismos.




Regresando al núcleo urbano de Porcuna, nos esperan las ruinas de la antigua Obulco que surgieron hace algunas décadas a las afueras de esta villa muy cercanas a la Iglesia de San Benito, patrón de la localidad.


A escasos metros de las actuales calles, nos topamos con parte de la ciudad romana de Obulco. Una ciudad que surgió como expansión de un oppidum situado en otro yacimiento arqueológico de la localidad, denominado el Yacimiento de los Alcores.


Una ciudad aliada de Roma, cuya riqueza y poderío quedaron marcadas en su propia ceca o moneda y cuya estratégica situación fue aprovechada en la guerra civil que Roma mantuvo contra Pompeyo y utilizada como base de operaciones, siendo visitada incluso por el mismísimo César que la nombró Municipium Pontificiensis Obulco,como Ciudad Vencedora y Noble, en agradecimiento a sus ciudadanos por su ayuda en la contienda.


La importancia de la ciudad ayudó al crecimiento y transformación de la misma, construyéndose en ella un Anfiteatro Romano recientemente descubierto y a la espera de ser excavado, cuya importancia se cree que puede ser enorme puesto que se estima que podía dar cabida a más de 10.000 espectadores, al tiempo que surgieron cantidad de viviendas o Domus.


Pasear hoy por las calzadas de la antigua Obulco, donde aún perviven los bancos de piedra que hace miles de años dieron acomodo a los habitantes del lugar o donde siguen en pie las columnas de las antiguas Domus, es embarcarse en un viaje por los tiempos, descubriendo sus antiguas estructuras como una gran cisterna que abastecía de agua al lugar. Aún así, es triste comprobar cómo este histórico lugar se encuentra totalmente expuesto a las inclemencias del tiempo que están volviendo a enterrar los restos arqueológicos y expuestos a la acción de expoliadores que constantemente aparecen buscando las abundantes monedas que en este lugar se acuñaron hace siglos.



No es de extrañar por tanto que Porcuna en su conjunto esté declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica con otros muchos yacimientos más localizados.

 

 Por hoy, ponemos punto y final a este viaje en el tiempo, a la espera de que tantos tesoros como surgen del rico subsuelo de Porcuna reciban la atención y el valor que merecen, al tiempo que quedamos expectantes ante tanto como aún queda por descubrir.

1 comentario:

  1. Creo que deberían dar merecidamente reconocimiento a la persona que encontró este gran tesoro Ibero.

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