domingo, 20 de noviembre de 2016

Las Trincheras de las Piedras de Cuca, un Patrimonio Ignorado.

El artículo que os presento hoy, apareció este verano en la edición número 38 de Aldaba firmado por mí y aquí os lo dejo adaptado a este blog, como algunos me habéis pedido para que su consulta sea más directa y fácil:

El paraje sobre el que se centra este artículo se encuentra en el término municipal de Torredonjimeno casi en la linea divisoría con Martos y aunque los 500 metros escasos que separan estas trincheras de la línea de demarcación marteña no son nada, este paraje estuvo muy asociado a Martos hace 80 años. Descubrirlo ayudará a conocer nuestra historia reciente, de la que es bastante sorprendente el profundo desconocimiento que todavía la envuelve.

Linea de Trincheras de resistencia
Pese a que la Guerra Civil es un episodio, históricamente muy próximo a nuestro tiempo, e incluso aún perduran gentes que vivieron y sufrieron esa tragedia, el miedo engendrado en la posguerra hace que las trincheras de las piedras de Cuca, como otras muchas cosas de ese episodio bélico, permanezcan olvidadas en un anonimato que es más difícil de entender cuando resulta que este conjunto arqueológico es uno de los vestigios de la Guerra Civil que mejor se conserva de todos los existentes en la provincia de Jaén, y de parte de Andalucía probablemente. El hecho de que las trincheras se encuentren junto a yacimientos arqueológicos iberos y romanos hace más interesante si cabe el lugar y sería muy aconsejable que alguna institución, sea local o provincial, se plantease en serio su excavación, recuperación y revalorización, siguiendo el ejemplo de otros muchos enclaves, tanto a nivel andaluz como nacional, que se han recuperado y se han constituido como unas auténticas aulas de historia al aire libre.


 Estas trincheras fueron construidas en 1937 tras la bautizada “Campaña de la Aceituna”, cuando las tropas nacionales bajo las órdenes del maníaco Gonzalo Queipo de Llano avanzaron sobre la Subbética Cordobesa, frenando su progresión en Lopera y Porcuna donde se detuvieron y se estabilizó el frente, ante la fuerte oposición encontrada en la ocupación de estas localidades a finales de 1936, en la que participarón numerosos efectivos de las Brigadas Internacionales recién incorporadas a la contienda. Tras la conquista, el frente se consolidó en las inmediaciones de Higuera y Santiago de Calatrava, lo que provocó que dichas poblaciones fuesen evacuadas y los desplazados se refugiasen mayoritariamente en las cercanas poblaciones de Martos y Torredonjimeno.

Trincheras invadidas por la vegetación
Ante el grave riesgo de un avance de las Tropas Nacionales sobre las del Ejército Popular Republicano asentadas en Martos como enclave principal de la retaguardia republicana en el sur de la provincia de Jaén, los mandos del E.P.R ordenaron la construcción de una segunda línea de resistencia que se extendería desde Monte Lope Álvarez (en concreto desde la cortijada del Coracho), pasaría por las estribaciones del Cerro de las Piedras de Cucas (cercano a Lendínez) y proseguiría en dirección a Escañuela. Esta segunda línea tendría como punto de resistencia al estratégico cerro que nos ocupa, en el que los soldados tendrían una visión completa y abierta del todo el territorio comprendido entre Santiago, Higuera, Porcuna y Martos.

Vistas desde el frente, a izquierda Higuera de Calatrava y a derecha, Porcuna
Simultáneamente, la existencia de dos carreteras, que comunicaban con Martos y con Torredonjimeno, les proporcionaba un enlace directo para recibir refuerzos y otros suministros, lo que aumentaba todavía más el interés por construir estas fortificaciones. Por ello, dichas carreteras fueron militarizadas y catalogadas como de uso restringido, por lo que su acceso estaba vigilado por unidades militares (en concreto, la de Martos se hacía desde la orujera de Motril).

 

Inicialmente, la construcción de las trincheras fue lenta, ya que en aquel momento no pasaba de ser un objetivo secundario, puesto que el principal foco de atención estaba fijado en propiciar un golpe de mano que devolviera Porcuna al lado republicano.

Soldados en combate, comunicados por telefono
Con este fin se reunió a la XVI Brigada Mixta con milicianos procedentes de Ciudad Real, al mando del diputado comunista Pedro Martínez Cartón, quedaron emplazados en este frente desde el 27 de diciembre de 1936. Entre el 20 de enero y el 2 de febrero de 1937 la zona soportó un fuerte trasiego de tropas, camiones y carros de combate republicanos que procedentes de Martos, iban en dirección a Porcuna; no obstante, el fracaso de esta ofensiva republicana y el posterior avance franquista de junio de 1937 en el que conquistaron el enclave llamado “Pilar de Moya” (junto al cerro de la torre llamada popularmente Juancubierta), propiciaron una situación casi desesperada para los republicanos en esta zona, por lo que se encargó la construcción de las defensas a los ingenieros de la citada Brigada XVI, con el apoyo de los de la XX Brigada Mixta y de un batallón de fortificación, con el objeto de acelerar la construcción de las defensas.

Trinchera y parapetos de yeso
 Aún así, las condiciones orográficas del lugar dificultaron la excavación de las trincheras, que se vio ralentizada al llegar a la cima del lugar y toparse allí con grandes bloques de roca de yeso, lo que obligó a utilizar explosivos para poder continuar el avance de la obra. Los restos de esos grandes bloques de piedra desgajados fueron utilizados como idóneos parapetos que facilitaban, aún más la defensa.

 

 La construcción de abrigos soterrados, de trincheras subterráneas, de polvorines alargó bastante la realización de las obras, ocupando todo el verano de 1937. Viendo las dificultades que se planteaban, y para ayudar a la pronta terminación del baluarte defensivo, desde el C.O.I. (Cuartel Oficial de Información e Intendencia) sito en el Castillo Bajo de Martos, se enviaron refuerzos procedentes de los efectivos del Batallón de Ingenieros Zapadores que se constituyó en la ciudad.


A partir de enero de 1938, la zona se convirtió en frente bélico principal, cuando la XXXI División franquista decidió avanzar sobre Higuera de Calatrava, pese al escaso interés estratégico de esta localidad que estaba evacuada desde finales de 1936. Las escaramuzas duraron hasta el 29 de marzo cuando finalmente las tropas franquistas tomaron la localidad, después de varios intentos fracasados los días 14 de febrero y 2 y 6 de marzo. El 4 de abril, la guarnición republicana de la zona (la XX División) con la “139 Brigada” al frente contraatacó hasta llegar a recuperarla, pero finalmente, la evacuaron en su totalidad al día siguiente por falta de refuerzos, ya que simultáneamente se estaba realizando un ataque nacional de rectificación del frente en Castillo de Locubín.

Cerro rocoso, donde se instalo el mando
La caída de Higuera de Calatrava, y el lento pero constante avance nacional hacia las posiciones de Martos, primero, y Jaén, a continuación, hicieron que la posición del Cerro de las Piedras de Cuca se convirtiese cada vez más necesaria e importante para el ejército republicano. Pero a pesar de esta necesidad, la dotación militar apostada en la zona era escasa. Tal vez explique esta pobre dotación el que estamos hablando de un frente que, a excepción de la ofensiva republicana sobre la ciudad de Córdoba, a la citada batalla de Lopera y a la tardía batalla de Peñarroya, se mantuvo en relativa calma, alejado de los escenarios principales de la contienda, por lo que solamente 600 soldados (un batallón aproximadamente) del Ejército Popular Republicano se repartían por tan extenso campo de trincheras.


 Es sorprendente, al consultar los mapas de operaciones, comprobar como mientras en el frente de Madrid se apelotonan las brigadas de uno y otro bando, en otros frentes como el de Jaén los 3.000 hombres que en teoría componían una brigada mixta, tenían que cubrir un enorme frente que recorría casi todo el territorio nacional de este a oeste, y que era más largo que el llamado Frente Occidental de la I Guerra Mundial, y que debía ser cubierto por dos ejércitos procedentes de uno de los países más despoblados del oeste europeo en los años 30.

La tardía ocupación del Cerro, posiblemente, propició que en la zona no se llevasen a cabo acciones militares de especial relevancia hasta el fin de la guerra. Sin embargo, la situación pudo ser distinta de haberse prolongado más la contienda civil. Los mandos del E. P. R. tuvieron planeada una resistencia a ultranza de la República, resistencia que tenía como principal objetivo el esperar la intervención de las potencias democráticas que, tarde o temprano, acabarían enfrentándose a las fuerzas del Eje (de hecho, así ocurrió tan solo 5 meses después de terminar la Guerra Civil) y que el apoyo explícito que la España de Franco recibió de las potencias fascistas provocaría una intervención armada en la península Ibérica, dentro del marco de la Segunda Guerra Mundial.

 
Por esta razón planeaban un repliegue paulatino de sus tropas hacia el sureste español que hiciese posible la prolongación del conflicto. El general Vicente Rojo, comandante del Ejército Republicano, apoyaba fervientemente esta idea: “ Yo no creo en la invulnerabilidad de Madrid. El Madrid de la República, tras tres años de asedio, hambre y miserias caerá pronto. Madrid resiste porque no le han atacado directamente como en Cataluña.

Recortabe "infantil" de epoca
 El día que monten una ofensiva así no podremos defendernos. Pero aún abandonando Madrid podemos replegarnos lentamente hacia las Sierras de Jaén y Cazorla y junto a las provincias de Alicante y Murcia, concentraremos todos nuestros recursos bélicos para resistir. Murcia es rica y producirá lo suficiente para abastecer a un ejército de cien mil hombres. Por otra parte, Jaén es un enorme terreno semidespoblado con mucha tierra sin labrar y factible de ocupar por una gran cantidad de población. En ese reducto se unirían todos los dirigentes y responsables que tuviésemos, teniendo como salida Cartagena. Sería un trozo de tierra que podríamos defender indefinidamente. Yo confío en que una guerra prolongada definirá el éxito a nuestro favor”.


 DESCRIPCIÓN TEÓRICA DE LA ZONA Remarcando lo de teórico ya que, tras el abandono de las Trincheras del Cerro de las Piedras de Cuca tras la Guerra Civil, la zona ha estado abandonada hasta hoy, con el consecuente desgaste, derrumbe y colmatación parcial de las trincheras. Por tanto, dicha descripción se fundamenta en posicionamientos teóricos basados en los restos superficiales hallados en las distintas zonas y, si en algún momento se afrontase una necesaria excavación y reconstrucción de estas trincheras, muy probablemente cambiarían estos planteamientos al aportar nuevos datos.

 El grupo de defensas puede dividirse en dos zonas: La principal, en el oeste del yacimiento, estaría formada por un triángulo defensivo de trincheras de resistencia, en cuyo interior se encontraría un observatorio con visión directa del frente de Porcuna, Higuera y Martos, que estaría comunicado telefónicamente con Martos y Torredonjimeno. En este lugar, con toda seguridad, se asentaría un  puesto de mando y posiciones artilleras de gran calibre, a juzgar por los orificios de anclaje de gran tamaño que aún existen en la roca. En el exterior del triángulo quedarían polvorines excavados en la roca. Por otro lado y muy cerca del triángulo, por la profundidad de las trincheras y restos materiales, pudo existir un refugio antiaéreo junto a un pozo de tirador.

"El refugio en la batalla"
 La segunda zona estaría formada por el resto de la trinchera, que en la actualidad tiene más de un kilómetro de recorrido, lo que convierte a este conjunto de trincheras en uno de los vestigios de la Guerra Civil más extensos y mejor conservados de la provincia, lo que nos daría un motivo más para solicitar su urgente excavación y revalorización. A lo largo de la trinchera se pueden encontrar 5 pozos de tirador, un puesto de fusil ametrallador, un abrigo para tropa, un asentamiento para una ametralladora y un camino de evacuación aún existente.

Supuestos cupones de racionamiento de la Guerra Civil de Martos

 CONCLUSIÓN Han pasado prácticamente 77 años desde el final de la Guerra Civil. En España, por desgracia, apenas se han conservado vestigios de la Guerra, al contrario de lo ocurrido en otros países europeos, donde los lugares ocupados durante la I y II Guerra Mundial, como los campos de concentración o de batalla, han sido asumidos como pasado e historia que actualmente se aprovechan como elemento de atracción turística. En España el fin del régimen franquista trajo consigo un intento de olvidar todo lo sucedido en la contienda y en años posteriores. Nadie quería hablar, ni recordar qué pasó en aquellos años.

 Como consecuencia de este pensamiento, paisajes como las Trincheras de las Piedras de Cuca fueron olvidados. Pero lugares como este pueden convertirse en enclaves de atracción turística, enclaves en los que bastaría con una pequeña excavación de los restos bélicos y una reconstrucción de los paisajes, lo que se conseguiría con una escasa inversión económica. Todo ello acompañado con visitas guiadas, paneles interpretativos que expliquen los acontecimientos de la Guerra Civil de una manera objetiva, podían significar la salvación de un patrimonio que urge proteger antes de su definitiva desaparición. 77 años después, es el momento de reconstruir todo lo ocurrido, afrontándolo como la historia que fue y que no debería repetirse, y no pasar página como se hizo en el pasado.

 

 Si enterramos estos lugares, habremos perdido la oportunidad de aprovecharlos, como hitos que mantengan la memoria de lo que no debería volver a ocurrir y como lugares que lo muestren a los posibles visitantes, ya que la recuperación de los vestigios arquitectónicos de la Guerra Civil con fines turísticos está creando unos flujos de visitas de turistas nacionales y extranjeros muy importantes, porque y hay que tenerlo muy en cuenta, debemos tener presente que ha nacido un turismo de indudable interés cultural, histórico y geográfico que ofrece un abanico de nuevas posibilidades que afecta a nuestro patrimonio y que nos da múltiples opciones si queremos aprovecharlo… Solo tenemos que quererlo.

PD: Para terminar y como anécdota para los aficionados a estos temas, os diré que este lugar está hoy habitado por fantasmas y nunca mejor dicho, puesto que son muchos los testimonios de hechos paranormales que se han producido en este lugar...pero eso, es algo de lo que ya hablaremos en otro momento.

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