lunes, 30 de marzo de 2015

Martos en 48 horas: Ciudad de Castillos y Olivares.

Estamos ya en Semana Santa.

Desde hace semanas en la mayoría de los pueblos de Andalucía, se están preparando para celebrar la Semana de Pasión, internacionalmente conocida y que en muchos lugares, como en la ciudad de Martos, tiene entre otros, la Declaración de Interés Turístico.

La llegada de esta Semana donde la fe, el arte y la tradición inundan nuestras calles, trae también un notable aumento del número de visitantes y de turistas hacia nuestros pueblos y ciudades...y en eso lamentablemente, no todos somos iguales ni nos preparamos de igual modo.

En territorios cercanos a Martos, como la Subbética Cordobesa, La Loma de Jaén...etc etc, llevan ya semanas de campaña de promoción a través de redes sociales, dando a conocer particularidades de sus pueblos, de sus tradiciones, de su gastronomía, de su historia y patrimonio. A esta situación, se le suma la participación de numerosos medios de comunicación que ayudan a la promoción de muchos pueblos, sobre todo, los periódicos con sus apartados de viajes.

¿ Y en Martos ? Aquí como siempre estamos en otras cosas, esperando que los turistas y visitantes (que tanto podrían ayudar a la economía local, a restaurantes, bares, hoteles, comercios...) nos lluevan del cielo básicamente...

Algunos como yo, somos espectadores de esta absurda situación, y comprobamos que esta ciudad, con un enorme patrimonio e historia por dar a conocer, siguen en el olvido para propios y extraños sin que se haga nada para remediarlo...

Pues bien, como he repetido en varios foros en las últimas semanas, LOS CAMBIOS COMIENZAN POR UNO MISMO y espero que al menos, en lo que a mí respecta, con esta entrada y con la ayuda de la página de Facebook Conoces Jaén  y el Twitter @ConocesJan, pueda aportar mi grano de arena, a aquellos que quieran acercarse a la Ciudad de la Peña.

Como digo, en los últimos tiempos varios periódicos algunos digitales y otros en papel han escrito sobre muchas de las poblaciones de Jaén, a modo de una pequeña guía para descubrir estos lugares en 24 horas. Cosa muy útil, ya que el turismo del Siglo XXI se sirve de Internet y de guías de viajes, para visitar muchos lugares en pequeñas estancias, entre 24 a 48 horas. Cortas estancias, pero muy intensas que dejan buena huella, tanto en el visitante, como en el lugar visitado.


Pues esto es lo que pretendo hacer hoy con mi pueblo. Pero para ser sincero, no he podido reducir la visita a Martos en 24 horas y dejo aquí esta Ruta de 48 Horas por esta Ciudad de Castillos y Olivares.


Primera Parada.

Tanto si se llega por autovía desde Córdoba o desde Jaén, un buen lugar para comenzar la visita es el Barrio de la Fuente de la Villa.


A los pies de la Peña de Martos, rodeado por cerros y sierras, este barrio es muy rico en manantiales, muestra de ello son los abundantes pilares y fuentes, como La Nueva Fuente de la Villa o el Pilar de Santa Lucía, el Antiguo Pilar de la Fuente de la Villa, que en la actualidad está siendo excavado para ser recuperado, como seña del paso del Emperador Carlos I de España y V de Alemania por la ciudad.

Un barrio que da cobijo a la Iglesia del Patrón de la Ciudad, San Amador, en torno al cual encontramos uno de los primeros barrios que se desarrollaron a extramuros tras la conquista cristiana y que creció adornado por hermosas Casas Solariegas.


Será este lugar también un buen sitio para tomar fuerzas con un buen desayuno en alguno de los bares que por aquí podemos encontrar y deleitarnos disfrutando de una buena tostada aderezada, como no puede ser menos en esta ciudad Cuna del Olivar, con un buen Aceite de Oliva Virgen Extra.



La fortaleza inexpugnable

Quien visite esta ciudad, que llegó a ser muy importante en la Antigüedad y que guarda muestras de la práctica totalidad de las culturas que pasaron por España desde hace más de 2500 años, quedará cautivado por la imagen de su Peña, la poderosa Peña de Martos, aclamada por los historiadores como la Tercera Columna de Hércules, que aún hoy sigue coronada por un Castillo.


Visita obligada ésta, pues nos transportará al pasado, a tiempos de árabes y romanos e incluso íberos, que se instalaron en la cima de la Peña, símbolo de la ciudad.


Tras un corto ascenso, donde con un poco de suerte podremos encontrar pequeños rebaños de cabras montesas, llegamos a este Castillo-Convento Calatravo donde podremos disfrutar además de su dilatada historia, de las impresionantes vistas que nos ofrece esta montaña que nos regala la visión de muchos kilómetros de distancia y nos permite ver la silueta de pueblos algunos a más de 40 kilómetros de distancia.


A los pies de esta Peña, encontramos también el entorno de la Ermita de la Virgen de la Victoria, donde se congregan los marteños a inicios del mes de Junio para celebrar esta famosa romería.


El centro histórico

De regreso a la ciudad, nos dirigimos a la Plaza de la Constitución, centro neurálgico de la ciudad desde hace milenios, ya que en tiempos de los romanos ya se encontraba aquí el foro romano.


Presidiendo la Plaza nos encontramos con la Real Parroquia de Santa Marta y su campanario, construido por Francisco del Castillo en tiempos del Renacimiento. En el interior de la misma, podremos conocer la Tumba de los Hermanos Carvajales, famosos en Martos por haber sido despeñados de la Peña por injusta orden real, que acabó con la vida del Rey Fernando IV, que fue emplazado ante Dios por los hermanos.



En su interior se encuentra también la Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, una de las mayores obras de arte de la localidad. Una pequeña Capilla Sixtina donde se encuentra la venerada imagen del Nazareno.



Sin movernos de la Plaza, nos encontramos con la Plaza de Abastos donde podemos abastecernos de los buenos productos locales, además de disfrutar de la panorámica que nos regala de toda la plaza desde su última planta.


Y a su lado, el Ayuntamiento de Martos. La Antigua Cárcel y Cabildo, una de las obras maestras del Renacimiento que guarda muchas curiosidades como el Lapidarum de su fachada, una extensa colección de lápidas romanas que nos cuentan muchos secretos de esta villa, entre otros, del paso de Hércules por estas tierras o de que la ciudad fue considerada República Tuccitana.




No podemos marcharnos de la Plaza sin visitar el Convento de las Trinitarias, donde se encuentran imágenes muy queridas, como la de Nuestro Padre Jesús Cautivo, María Santísima de los Desamparados o la Imagen de la Virgen de la Cabeza.


Y no podemos olvidar comprar algunos de los dulces que las Reverendas madres elaboran con sumo cariño y cuidado.

Ciudad amurallada

Para concluir la mañana, dirigimos nuestros pasos hacia el Segundo Castillo de la localidad.


El Castillo de la Villa o Fortaleza Baja, es junto con el Castillo de la Peña, un Monumento Histórico, incluido además en la Ruta de los Castillos y de las Batallas (curiosamente, este es el único pueblo con tres castillos incluidos en la misma).



Entre las murallas que sobresalen entre el caserío encontramos la Torre del Homenaje, que alberga en su interior un centro de interpretación medieval, que nos ayuda a comprender cómo fue la vida en esta Villa Calatrava, que llegó a tener un valor estratégico fundamental durante la Reconquista y que nos regala desde su última planta unas hermosas vistas de toda la ciudad.


En el mismo recinto del Castillo, se encuentra el Santuario de la Virgen de la Villa, alcaldesa perpetua de Martos y que además, ofrece otro mirador excepcional.


Para recuperarnos de tanto ajetreo, nada mejor que disfrutar de las buenas tapas que nos ofrecen los bares y tabernas que están situados en el entorno de la Plaza de la Constitución.



Aceite, historia y cultura

Quizás después de tanto caminar por la ciudad, nos apetezca comer.


Un buen lugar para hacerlo, es sin duda la Avenida Morís, salpicada de muchos bares y restaurantes.En esta amplia avenida, adornada a modo de bulevar podremos disfrutar de las vistas de la Peña, desde la zona baja de la ciudad.



Conoceremos también el Hotelito, hermoso edificio regionalista ricamente adornado por multitud de azulejos, vidrieras y murales, que hoy acoge la Casa de la Cultura y varios vestigios arqueológicos hallados de varios periodos históricos.



A escasos metros, tenemos otra visita obligada a la Fábrica de Aceite Pidasa, donde aún se produce aceite de oliva de manera tradicional y artesana, con los antiguos capachos. Podremos aprender en el interior de este edificio histórico, todos los secretos de la producción del Aceite de Oliva que hace famosa a esta ciudad, como la Mayor Productora de Aceite de Oliva del Mundo.



En el parque se encuentra también el Pilar de la Fuente Nueva, espectacular con su águila imperial y el escudo de armas de los Austrias observándonos desde hace siglos, acompañado por sus Leones Íberos que fueron reutilizados para esta monumental fuente y que surten agua a su enorme pilón.



Podremos poner aquí punto y final a este agitado día, relajándonos en el Parque de la Ciudad.


El Parque Manuel Carrasco y la Avenida Pierre Cibié, donde abundan los pubs, además de multitud de bares y restaurantes, donde disfrutar de una copa, del buen hacer en los fogones marteños y del buen ambiente que se respira en esta Avenida resguardada del sol, por una gran arboleda.


En el Parque, el gran pulmón verde de la ciudad, se encuentran grandes espacios donde relajarse disfrutando del hermoso entorno y de la fragancia de la multitud de plantas y flores que crecen en el mismo, además de varias zonas de ocio habilitadas para el disfrute de los más pequeños.


A la sombra de la Tercera Columna de Hércules

Comenzamos un nuevo día, en la zona de la Fuente Nueva donde abundan las cafeterías en las que saborear ricas delicias dulces y saladas.

Desde aquí, podemos visitar el Museo Arqueológico del Colegio San Antonio, donde viajaremos en el tiempo, descubriendo vestigios arqueológicos encontrados en la ciudad de todas las épocas, prehistóricas, íberas, romanas, visigodas y árabes.



Paseando por las calles de la ciudad, nos topamos primero hacia la Plaza del Llanete, donde se encuentra la Ermita de San Miguel Arcángel.


Si ascendemos por las callejuelas empedradas hacia la Peña, nos daremos de bruces con el Barrio de las Flores. En torno a la Calle Madera, hermoso ejemplo de arquitectura tradicional con sus casas aterrazadas adornadas por una gran cantidad de flores, primorosamente cuidadas por los vecinos de la zona.



Y un poco más arriba, rozando ya las rocosas laderas de la Peña, labrada en varios lugares con inscripciones romanas, llegaremos al Paseo del Calvario donde admirar las vistas que nos proporciona este antiguo mirador.


Al inicio del Paseo esta también, la Ermita de San Bartolomé, una de las más antiguas de la localidad, construida poco después de la Reconquista y donde se encuentra la talla de la Virgen de la Victoria.




La vida en el campo

Llegada la hora del almuerzo, podremos hacerlo en el Barrio de la Cruz del Lloro junto al monumento que le da nombre al barrio y que recuerda a los Hermanos Carvajales, despeñados de la Peña por orden de Fernando IV.


Con las pilas bien cargadas nos vamos ahora fuera del casco urbano, para conocer el Cortijo del Madroño, que se encuentra a escasos 15 minutos de Martos en la carretera hacia Santiago de Calatrava.


Este cortijo recientemente rehabilitado y adornado con fuentes y plantas ornamentales, guarda un hermoso ejemplo de la arquitectura agrícola de la localidad. En su interior, encontramos un pequeño museo del aceite y conoceremos muchas curiosidades de la vida cotidiana en estos cortijos.


Sin apenas retirarnos, a apenas un kilómetro de distancia llegamos a la Laguna del Hituelo, una joya natural donde nidifican gran cantidad de especies de aves y de vegetales.


Con un poco de suerte, podremos toparnos con varias parejas de flamencos que hacen parada en esta laguna y descubriremos una de las grandes zonas de cría de la Focha Moruna, especie en peligro de extinción.

Desde aquí, podemos dirigir nuestras miradas hacia el Martos Rural.

De camino hacia Monte Lope Álvarez, nos cruzaremos con multitud de aldeas y cortijadas, que hasta hace unos pocos años estuvieron pobladas.


Podemos ver Las Aceras, donde en los años lluviosos surge una laguna muy concurrida por aves acuáticas, pasaremos por Las Peñuelas, donde surge un caudaloso manantial de las entrañas de la tierra donde antaño hubo una mina y seguiremos por Mingo Yustre, donde se celebra la Romería de la Virgen del Carmen.


Parando en Monte Lope Álvarez, antigua Alquería árabe, disfrutamos de la tranquilidad de esta pedanía marteña rodeada de olivares.



Lo más natural

Iniciando ya, nuestra última parada nos dirigimos hacia Las Casillas de Martos.


Antes, cruzaremos la Vía Verde del Aceite, antiguo trazado de ferrocarril hoy transformado para el disfrute de senderistas, ciclistas y cicloturistas, que cruza todo el término municipal. Podremos hacer un alto en el camino en la Estación de Vado-Jaén, donde antaño paraban los trenes para cargar sus vagones con el Oro Líquido que es el aceite de oliva y que se produce en esta ciudad.


Si seguimos, pasaremos junto al Tercer Castillo de Martos, el Castillo de la Encomienda del Víboras, que se encuentra a los pies de la Sierra de la Caracolera. Este castillo está construido sobre un cerro rocoso, vigila los caminos desde el Siglo IX y con posterioridad fue reformado por los Caballeros de la Orden de Calatrava.


Bajo la sombra del Castillo discurre el Río Víboras, que le debe su nombre a un antiguo poblado romano que se encontraba en lo que hoy se conoce como Las Casillas de Martos.


Hoy esta pedanía marteña, se encuentra bañada por las aguas del Pantano del Víboras, que embalsa las aguas del río atrayendo a varias especies avícolas, vegetales y marinas hasta el mismo.

Disfrutando del atardecer junto a las mansas aguas del pantano, podremos poner punto y final a nuestro caminar por Martos...

Sin olvidar...que quedan aún muchas cosas en el tintero, para todas aquellas personas que quieran conocer más a fondo, esta Ciudad del Olivar.