viernes, 6 de junio de 2014

En el corazón de Martos...un millón de flores

Va pasando la primavera, van llegando los calores del verano.

Y en esta estación se van sucediendo multitud de actos, los más vistosos como siempre las romerías que llenan de alegría y jaleo los pueblos de toda nuestra provincia.


Con la primavera regresa también la vida a la naturaleza y las plantas, grandes y pequeñas se visten de colores floreciendo preparando ya el siguiente paso, la llegada de los frutos y también...generando no pocos problemas a las personas alérgicas.

No muy lejos de nuestra tierra en la vecina Córdoba, las flores y la primavera son mucho más. Significa una nueva edición del Festival de los Patios, que atrae anualmente a cientos de miles de turistas en su mayoría extranjeros hacia Córdoba Capital y también a los pueblos limítrofes.


Y sin embargo y sin pretender restarle ni un ápice de importancia a esa Córdoba para mí tan querida, en nuestro Jaén, en este Paraíso Interior también tenemos ejemplos de ese arte que siempre hemos tenido los andaluces de decorar nuestras calles y ciudades con flores.


Una costumbre que de siempre fue muy nuestra, que antaño llenaba los patios de las antiguas casas y que la modernidad fue dejando en el olvido.


A pesar de que el futuro, parece estar intentando hacer borrón y cuenta nueva con muchas de nuestras  tradiciones, aquí en Jaén también deberíamos sentirnos orgullosos de nuestros particulares "patios", esos que están tan cerca.


El año pasado ya os pude hablar de Iznatoraf http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2013/06/iznatoraf-la-atalaya-medieval-de-las.html y este año, me quedo bien cerca para hablaros de un bonito vergel que se encuentra en el corazón de Martos y que bien merece ser conocido además de tener mucha más publicidad de la que tiene.


Hoy me quedo en Martos.

Y me dirijo hacia las calles altas de su casco antiguo, para visitar un barrio cerca de los antiguas murallas que rodeaban esta ciudad en la Edad Media.


Me dirijo hacia el Paseo del Calvario, aunque hoy no voy encaminado hacia este mirador tan visitado por los marteños y marteñas.

Me quedo junto a la Ermita de San Bartolomé, histórico templo con solera que cuentan que en la Antigüedad pudo ser un templo romano dedicado a Hércules que se fue transformando con el paso del tiempo, convirtiéndose en una de las primeras ermitas construidas tras la reconquista.



Huella de esto puede ser el reloj de piedra labrado en la roca de la Peña e incluso, la propia Peña de Martos que según la leyenda,fue fundada por el propio Hércules como su Tercera Columna.


En la actualidad, en el interior de la Ermita se encuentran entre otras,las imágenes de San Bartolomé y de la  Virgen de la Victoria.


Dos imágenes, que dan lugar a dos grandes eventos de la Ciudad de Martos, como son su Feria y su Romería.


Desde esta ermita comienzo mi paseo. Un paseo diferente por los sentidos, en el que me dejo guiar por los colores de las flores que contrastan con el blanco de las fachadas de las casas. Me guío por el oído, con el  canto de gran cantidad de pájaros que son atraídos por estos barrios tan populares y que asoman por muchas ventanas dándole aún mas alegría al lugar.


Voy bajando por la Calle San Bartolomé, conocida por todos como Calle del Santo disfrutando de balcones y terrazas engalanadas con flores.


Voy llegando al Clarín y me encuentro con el centro neurálgico de un barrio distinto sobretodo en primavera.


A un lado, las Cobatillas donde podremos quedar absortos mirando casas, que más que fachada tan solo tienen flores.


Al otro flores, capaces de formar por sí solas un balcón mágico que aún lo es más, cuando tras la Romería de la Virgen de la Victoria, la Virgen regresa a su templo junto al Paseo del Calvario, tras haber discurrido por estas calles llenas de vida.



Este día, es grande la afluencia de público que disfruta de este festival de flores que en esta jornada comparten protagonismo con la Virgen junto a pequeños altares preparados primorosamente por todos los vecinos.


Y nos quedaremos prendados de la Calle Madera. Una calle marteña, con un entramado singular de terrazas ( llamados patines en Martos ) que se construyeron para salvar el desnivel de las casas recostadas sobre la ladera de la Peña.




Por esta calle uno pasea sin apenas darse cuenta de la subida que está realizando,  absorto completamente en los miles de colores y aromas que nos van asaltando.



Flores de distintas formas y tamaños adornan estos patines, que harán las delicias de más de un pintor o fotógrafo que quiera inmortalizarlas.



Y la guinda del paseo conforme vamos ascendiendo,serán las impresionantes panorámicas que ofrecen estos miradores floridos de parte de la ciudad que se encuentra a sus pies.



Un trabajo incansable, que no tiene precio y merece el reconocimiento de todos los marteñ@s además de merecer mucha mas atención desde fuera de nuestra ciudad.



                                           ¿ Aún no conocéis este festival de las flores

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