martes, 21 de mayo de 2013

Otíñar, el valle mágico. Protección para la Sierra Sur de Jaén, YA!

Por casualidad, hoy me ha dado por escribir esta entrada sobre el cautivador Valle de Otíñar el mismo día que en todo el continente europeo se celebra el "Día de la Red Natura 2000"; la red de espacios protegidos europea que basa su existencia en la defensa y conservación de la biodiversidad. En nuestro país, dicha red tiene el mayor territorio protegido, sin embargo, considero muy necesaria su presencia en las bellas y desprotegidas cumbres de nuestra Sierra Sur de Jaén.

 

Pues bien, una vez más, y no pienso parar de repetirlo, os voy a enseñar otro rincón de nuestra provincia que clama por recibir protección para su riqueza patrimonial, natural y geológica.


Se trata del Valle de Otíñar, un hermoso lugar a escasos 13 kilómetros de Jaén Capital. Un gran desconocido para la mayoría de las personas de nuestra provincia, y esto es lo llamativo, ya que en él encontramos una gran cantidad de tesoros.


Hoy os voy a enseñar una pequeña ruta, ya que sería mucho lo que se podría hablar de este lugar.


Partiendo desde Jaén hacia el Puente de la Sierra, y pasada esta urbanización, encontramos una carretera en un estado regular, que fue un antiguo camino que unió Jaén y Granada. A poco de pasar las últimas casas, el paisaje cambia rápidamente, volviéndose abrupto, a la vez que los olivares empiezan a ceder terreno al bosque y la naturaleza toma las riendas totalmente del lugar.


Ante nosotros aparecerán los impresionantes cortados, que durante miles de años fueron labrando el Río Valdearazo, formando este impresionante cañón fluvial. Al poco de entrar en esta sierra, sobre un espolón rocoso, nos topamos con un extraño monumento llamado El Vitor de Carlos III. Se trata de un monolito de 300 años de historia, construido para recordar el arreglo de este antiquísimo camino y desde donde se pueden apreciar unas tremendas vistas, tanto del cercano Jaén como de todo el entorno que nos rodea.



Desde este mismo lugar, si ascendemos montaña arriba, encontramos uno de los pocos dólmenes megalíticos que existen en nuestra provincia: el llamado Dolmen del Cerro Calar, que surge en una pequeña llanura semienterrado.


A pesar de lo apartado del lugar, la estupidez humana no tiene límites y esta enorme construcción funeraria megalítica está sufriendo los efectos del vandalismo, del expolio y la dejadez por parte de las administraciones, perjudicando así enormemente los enormes menhires que forman esta construcción funeraria. En pocos lugares del mundo monumentos tan importantes estarían tan olvidados.


Volviendo a la carretera, empapados del misticismo de los lugares visitados, podemos ver en el horizonte, altivo, el Castillo de Otíñar, hacia donde nos dirigimos.


Acercándonos ya, debemos saber que nos encontramos en la primera zona patrimonial de Andalucía que ha sido ocupada por el ser humano desde el Neolítico a la Edad del Cobre, pasando por las Épocas de Roma, Medievo, hasta llegar a nuestros días.


A los pies del castillo, se encuentra la aldea abandonada de Otíñar o Santa Cristina, cuya historia está marcada por la presencia de un señor llamado Jacinto Cañada que entre otras cosas, adquirió la obligación de reedificar la Villa medieval de Otíñar, sus casas y edificios públicos en 4 años y finalmente, incumplió su palabra.


Eso sí, lo que sí que consiguió fueron "buenos dineros" deforestando toda la zona para hacer carbón y autoproclamarse en 1833, Barón de Otíñar aprovechando los privilegios otorgados a los fundadores de nuevas poblaciones, ya que, supuestamente, fundó la Villa de Santa Cristina.


Tras conseguir este honor, durante casi dos siglos esta Villa fue despoblada y repoblada, construida y destruida, según el interés de los dueños y señores de este lugar, obligando a los otiñeros a estar bajo el yugo y órdenes de un señor, sin representación ni ayuntamiento. A excepción de los años de la II República Española, donde desde el Gobierno se realizó un reparto de las tierras, quedando el "amo" privado de rentas y tierras, atemorizado porque sus "súbditos" se habían convertido en sus iguales.


Tras la Guerra civil, la dictadura volvió a traer lo peor de la estructura feudal de este pueblo y toda la presión y poder de los "señores" recayó otra vez sobre sus habitantes, que quedaron bajo la amenaza del ejército acuartelado en las mismas casas del pueblo.


Finalmente, tras la imposición de pago de los arriendos atrasados durante la república y sus intereses por parte del "amo" a los habitantes, estos comienzan a ser expulsados hasta quedar la Villa de Otíñar despoblada y sus casas destruidas, pobladas de escombros y olvido.


El castillo que se alza sobre todo en este lugar, fue levantado por orden de Fernando III tras la toma de Jaén para la defensa de la frontera con Granada.


A pesar de ser de gran tamaño, esta fortaleza fue defendida tan solo por tres soldados. Dos que estarían constantemente en guardia, vigilando y dando la alarma en caso de ataque utilizando señales de humo y un tercero, como enlace con el poblado y como cazador.


Francamente, cuando se visita este lugar, uno siente algo...quizás sea el peso de la historia, tal vez sea lo sobrecogedor que es este bello entorno...o quién sabe qué, pero uno siente realmente algo especial al tocar estas vetustas paredes. No es de extrañar que este lugar sea señalado por la mayoría de las personas que conocemos el sitio como una zona "mística" de nuestra provincia.

 

 

Bajo el castillo, se encuentra el Barranco de la Tinaja que guarda un tesoro con 6000 años de historia: la Cueva del Toril. En ella, nos encontramos un conjunto de petroglifos, que forman un calendario solar prehistórico en el que se realizarían ritos en los solsticios y equinoccios y que como todo este valle, se encuentra en un estado de abandono lamentable, de forma incomprensible.




Para terminar nuestra ruta, continuaremos por la carretera que se bifurca. Si tomamos el camino de la izquierda, nos adentraremos en la sierra llegando al Área Recreativa de la Cañada de las Hazadillas.



Si tomamos la bifurcación de la derecha, tras pasar varios túneles, llegamos al pantano del Quiebrajano, en el que podremos seguir disfrutando de las vistas de esta sierra, la cual nunca terminaremos de conocer del todo. O sí...todo se andará.

11 comentarios:

  1. Tomare nota de esta ruta para hacerla cuando terminemos de la alergia,por lo que nos muestras tienen buenas vistas.Un saludo

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    1. El lugar es tan increible, que tienes que verlo tu mismo, podre poner mil fotos y contarte mil cosas y no sera suficiente para explicarlo! ya me contaras!

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    2. A mi me da miedo que la gente conozca la ruta, porque como bien dices, el respeto por el patrimonio cultural y natural es tan nulo en Jaén y sus gentes,que da miedo lo que puedan llegar a hacer. De todas maneras si, es una ruta preciosa. Nunca me canso de ir!! Buena entrada! 😊😊

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    3. Muchísimas gracias! Un poco de miedo si que es, por que el mundo está lleno de locos!! Pero lo que no se conoce no se puede valorar! Muchas gracias por leerme

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  2. Muchísimas gracias Miguel por compartir esta entrada tan interesante. Tomo nota de la ruta que propones para ponerme a ella tan pronto me sea posible. Te mando muchísimo ánimo para este blog en el que nos muestras aspectos desconocidos de Jaén. Mucha suerte y un saludo.

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    1. Gracias a ti! Ya tenia ganas de verte por aqui! espero que sigas con tu gran trabajo, y que pueda seguir leyendote durante mucho tiempo!!

      un abrazo

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Buena guía de exploración! Gracias por el aporte Miguel. Pásate por mi blog, está dedicado al turismo y a la historia.
    Un saludo.

    http://monlerma-guiaturistico.blogspot.com.es/

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  5. Gracias a ti, te animo a visitar el lugar si aun no lo conoces, seguro que te gusta!

    Te sigo en tu blog y espero que me sigas tambien a mi!

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  6. Muy interesante. Gracias por compartirlo. Un saludo

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